Experiencia Chamánica
El Susurro de los 4 Secretos
(El Encontrador que se convirtió en Héroe)
Era ya la medianoche. El aire se comenzó a poner "eléctricamente" denso. La oscuridad que los envolvía comenzó a adornarse de fogatas en los cerros vecinos del otro lado del lago, como estrellas en el cielo nocturno. A lo lejos se oían, como nacidos de la tierra, cantos extraños. Las nubes y el viento acariciaban sus rostros y la lluvia los sorprendió antes de llegar a la cima de la montaña.
Una vez allí, el viajero quedo absorto ante tremendo espectáculo de la naturaleza: truenos y relámpagos en todo el cielo, alternándose como luces de una disco al ritmo de su pulso vital: "el Pulso Vital de Pacha Mama".
No cavia en su Ser la vivencia del despliegue de fuerzas y magia de aquella noche. Sólo podía observar atónito en ausencia de pensamientos o juicios valorativos. Su mente racional quedo lisiada por alguno de esos rayos (de manera permanente).
Como en respuesta a una pregunta que no podía formular, comenzaron a caer delante de él, rayos sobre el agua todos en el mismo lugar (¿no es que los rayos no caen dos veces en el mismo sitio?). Primero 1… luego 2…, 3… y seguidamente 4, 5, 6, 7… con tal fuerza, con tal luminiscencia y poder que toda la tierra se estremecía poniendo en acción a elementales vitales, seres invisibles al "ojo izquierdo", pero que sin dudas estaban allí cumpliendo su función elemental. Si, la tierra se estremecía. Y su cuerpo (tierra) también.
Resguardados tras una gran roca y bajo una frazada mojada a modo de techo, saca el chamán de su bolso aguardiente, koha (un yuyo mentolado para uso ritual), hojas de coca, cigarrillos, formas de sal y azúcar entre otras cosas, que comenzó a acomodarlos sobre una tela cuadrada estirada en el húmedo piso.
El frio, la lluvia y el viento eran tan extremos como su clima interior; el Encontrador no podía parar de temblar, había perdido todo dominio de su cuerpo. Sus extremidades no le respondían. Ya no era dueño de sí mismo.
Mientras el Chamán leía en las hojas de coca y demás artículos mágicos lo que los espíritus tenían que decir de aquel hombre que el destino cruzó en su camino, un extraño silencio nacido del barullo climático llenó el momento. El tiempo pareció entrar en una extraña dimensión en donde todo parecía estar suspendido. La dimensión del tiempo sin tiempo.Introduce un texto aquí...
Luego de sacar un Sol de entre las formas de sal y azúcar, el chamán se dirige al Encontrador y, mirándolo a los ojos con mezcla de sorpresa, reconocimiento y respeto, le trasmite los designios del destino, lo que el Gran Espíritu tenía para él. La lluvia y el viento, que nunca habían cesado, parecían redoblar su energía como el festejo de una gran tribuna.
Heriberto, el Chamán, alzó como bolsa de trapos al entumecido hombre y le ayudó a subir a la gran roca que en su momento los protegió. Y mirando a los cuatro vientos, con la cabeza y brazos en alto, con los rayos por detrás dibujando su portentosa silueta y con poderosa voz nacida desde el interior de sus entrañas, comenzó a hablar en el lenguaje de la tierra como invocando a los espíritus de los antepasados y elementales de la naturaleza, realizando gestos con sus manos (muchos de ellos, para sorpresa del viajero, ya los conocía de filosofías orientales).
El viento, el frío y la lluvia, siempre presentes, parecían bailar una extraña danza ritual en aquél escenario y el pequeño hombre no paraba de temblar, su cuerpo era sacudido desde adentro por un terremoto que destruía todos sus viejos cimientos.
Heriberto se dirigió a él, irguiéndolo con sus fuertes brazos. Comenzó a realizarle gestos con sus manos y le sopló el cuerpo mientras golpeaba su pecho contra el de él. Acercándose a su oído, con voz muy baja pero tan dulce que el cuerpo se relajaba, y en complicidad con la naturaleza y sus espíritus, le susurra los 4 secretos:
PAZ Y AMOR, con el resto de tus hermanos;
ARMONÍA, con la Madre Naturaleza;
LUZ, (Sabiduría) en tu interior; y
TOLERANCIA, con la inmunda humanidad.
Luego puso su mano en el corazón de aquel que se había convertido en Héroe y le dice al oido: "atesora estos secretos en lo más profundo de tu corazón, guárdalos ahí. Lo que se habla en frente de Pacha Mama, el hombre no lo debe volver atrás", y lo abrazó fuertemente sellando así, un momento que pareció de ensueño… pero que no lo fue.
En la cima de aquel cerro, al que algunos habitantes de la Isla del Sol llamaban Kella Kollo, Cerro Grande o Medicina del Sol, el Héroe supo que su viaje por el Camino recién comenzaba pues, llegar a vivenciar de manera noble y sincera aquellos Secretos, no le iba a ser tarea fácil, nada fácil.